Mitos de la sierra - Los condenados son espíritus errantes

Allá en Cusco, en el camino en tren que te lleva a Aguas Calientes, vas a pasar por una casa vieja, con las tejas al revés... si la ves, sabrás que es la casa de los condenados, un lugar donde hace años atrás vivió un padre con su hija llevando una relación incestuosa. Y es que así es, según cuentan los lugareños que se forman los condenados, son espíritus que mueren en pecado, espíritus que han vivido en incesto y cuya alma no puede descansar en paz. Por eso, cuando mueren, regresan a buscar a la persona con la que vivieron en pecado, para llevársela.



El hombre que vivía en esa casa, años atrás, murió y su hija, quien además era su mujer, quedo sola en ella. La gente se apiadó de la mujer y decidieron hacer un ritual para que el alma del padre muerto no volviera por ella. Así que la encerraron en la casa y taparon puertas y ventanas, dejando solo una rendija para pasarle comida los quince días que debía permanecer allí. Mientras tanto, en el lugar designado para enterrar al muerto, los hombres colocaron agujas sobre sus ojos para que nos los abriera y le amarraron pies y manos para que no se moviera. Y lo echaron al foso boca abajo cubriéndolo de tierra. Una cruz se erigió sobre él para que no se atreviera a salir de la tierra e ir por su hija.

Se cuenta, que la muchacha permaneció allí los quince días, mientras en las noches oía a alguien rondar la vivienda buscando la forma de entrar y llevársela. Los nervios la atormentaban pensando que el demonio de su padre la llevaría al mundo de los muertos. Así fue la primer,a la segunda... todas las noches en las que juraba oír su voz pidiéndole que le dejara pasar. Pero se mantuvo firme hasta el día que los pobladores la liberaron porque ya había pasado el peligro. La muchacha nunca volvió a la casa y se dice que se fue del pueblo... pero cosas raras siguieron pasando en la casa, por ejemplo que todas las mañanas las tejas amanecen al revés y vuelve a ponerse en orden por las noches porque, según cuentan, el espíritu del hombre nunca se fue por completo y sigue esperando el día en que su hija vuelva, para llevársela consigo.

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