Historias de fantasmas - El espíritu de la mujer muerta

Nadie tiene la vida comprada, y a veces podemos salir de casa, o de donde estemos viviendo, para no volver jamás. Y cuando estas muertes repentinas suceden, se dice que el alma de esta persona no puede descansar en paz, por lo que suelen volver, como si nada hubiera pasado, al último lugar en el que estuvieron antes de morir. Esta es la historia de Mariana, después de muerta.

El espíritu de la mujer muerta

Fantasma de mujer atropellada


Mariana vivía con sus hermanos en un cuarto alquilado en Lurín, junto con sus hermanas. Para ella era más fácil alquilar una habitación que ir y venir de su casa todos los días hacia el trabajo. Así que pensó que así evitaría el tráfico y los autos a toda velocidad por la carretera. Pese a que vivía más cerca de donde trabajaba, igual tenía que tomar un micro hacia su oficina, y así fue que mientras estaba en el paradero, uno de esos carros salió de la pista y la atropelló. La muerte de Mariana fue instantánea y sus hermanas quedaron desoladas en aquella habitación en la que ya habían vivido seis meses. 

Los primeros días después de la muerte de Mariana las hermanas no se dieron cuenta de las cosas raras que estaban pasado en su cuarto alquilado, pero todo cambió cuando volvieron a su rutina normal. Y es que, por ejemplo, notaron que, una de las puertas del clóset empotrado de la habitación, donde Mariana guardaba sus cosas, siempre amanecía abierto; una costumbre que tenía la finada cuando vivía con ellas. Esto no es todo, Mariana compartía la cama con la menor de sus hermanas, y ella contaba que podía sentir a alguien echándose a su lado a las 11 de la noche y levantándose a las 5 am el mismo horario que tenía su hermana muerta. 

Las cosas extrañas siguieron pasando, y las hermanas estaban tan nerviosas con ello que no soportaron terminar el mes en la habitación, por lo que la devolvieron a los dueños de la casa. Así se llevaron todas sus cosas y nadie las volvió a ver por el barrio. 

Luego de que las hermanas de Mariana se mudaran, otras personas rentaron el cuarto, pero también duraron poco tiempo en él, pues decían que cosas raras seguían pasando, como el hecho de encontrar la puerta del ropero abierta, oír pasos a las 5 de la mañana, etc. Al final, los dueños de la casa decidieron volver a ocuparla y empezaron a remodelar los viejos espacios para hacerlo más acogedor. Así el cuarto de Mariana, pasó a ser ocupado por uno de los hijos de los dueños, quien de inmediato sintió que algo raro pasaba en esa recámara.

Así, un día, cuando el joven se quedaba hasta tarde viendo televisión, escuchó como la puerta del ropero se abría y pudo ver, de reojo la figura de una mujer que lo miraba desde dentro del armario. La impresión de lo dejó paralizado y hasta sintió como algo lo jalaba de los brazos, como si quisiera llevárselo... así estuvo por un momento hasta que escuchó ruido fuera y pudo moverse y salir de ahí asustado. Sus padres salieron al encuentro sin entender que pasaba y cuando les contó lo que pasó ellos le confesaron que ese era el cuarto que ocupaba la inquilina muerta. 

Como el padre creía en cosas paranormales, contactó con un curandero que conocía para que le dijera qué podía hacerse en esos casos. El hombre le dijo que hicieran una limpieza profunda del cuarto, ya que algo de la muerta debía seguir en ese lugar y que luego de esto llamaran a un cura o echaran agua bendita en la habitación. Así limpiaron el viejo cuarto de Mariana y cuando desarmaron el clóset para limpiarlo a fondo, notaron una cosa brillante, era una cadena de plata con un dije de "M", quizá esa medalla que Mariana siempre llevaba consigo y que había olvidado aquella mañana del accidente. 

Los dueños de casa llamaron al teléfono que aún tenían de una de las hermanas para decirles lo que habían encontrado y una de ellas fue a recoger la medalla de su hermana. Un cura fue a bendecir la habitación y la casa ese mismo día, y desde entonces no se han vuelto a abrir las puertas del armario, ni se ha sentido ninguna presencia extraña en el lugar, o al menos eso es lo que ellos cuentan. 



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