Leyendas de Lurín - Historias de duendes en Perú - El enano de las orejas en punta

Los duendes son, según la creencia popular, criaturas pequeñas, de rostro arrugado y sombrero en punta que a veces se aparecen a los hombres para asustarlos. En algunos lugares es más fácil ver duendes que, en otros, por ejemplo, en donde hay árboles de plátano o de higo; pero a veces un duende también puede aparecer cerca de los cementerios.

duende fuente Pinterest
Fuente: Pinterest
 

La casa de Carla estaba cerca del cementerio municipal de Lurín, de hecho en una calle sin pavimentar paralela a la Av. cementerio, y siempre habían pasado cosas extrañas allí, de hecho, Carla siempre decía que se le aparecían los duendes, aunque nadie más le creía. Un día, Ernesto, su primo, fue a visitarla y estaban conversando en la sala, cuando Carla se fue a la cocina (en el primer piso) por algo de tomar, en eso, el muchachito empezó a escuchar como si alguien silbara muy cerca de él, pero no había nadie más en esa parte de la casa, hasta que vio de dónde provenía el sonido, cerca de una lámpara lo miraba un hombrecito de cara arruga pero del tamaño de un bebé, con actitud amenazante. Ernesto se puso pálido y sin decirle nada a Carla salió corriendo calles y calles hasta llegar a su casa... cuando entró su madre lo miró preocupada porque venía transpirando y temblando... la mujer le dio agua para que se calmara y cuando lo hizo contó la aparición que había tenido. 

La madre de Ernesto fue a casa de su hermana a preguntarle a Carla que había pasado, ya que no creía lo que su hijo le había dicho. Y cuando estaba cerca de la casa, Carla estaba en la puerta... - Tía - Le dijo - Ernesto me ha dejado la limonada servida y se ha ido corriendo ¿le has llamado? - No - le dijo la tía, él dice que vio algo aquí. - Carla sonrió y su tía se sorprendió de su reacción - Pero si siempre se los he dicho tía, debe haber visto lo mismo que yo... al hombrecito arrugado de sombrero en punta que se pasea por la casa silbando... no hace nada tía... solo le gusta aparecerse de vez en cuando... 

La mujer se quedó sorprendida con la tranquilidad que tenía Carla respecto al hombrecito que su propio hijo le había descrito, pero en vista que ambos le habían dado la misma descripción no le quedó más que creer. Cuando volvió a casa, su hijo volaba en fiebre y aunque le daban pastillas para que le bajara no lograban nada... solo repetía haber visto al hombre de orejas en punta cerca del cementerio, la mujer no sabía que hacer... así que llamó a una mujer que rezaba para que le hiciera una pasada de huevo a su hijo. La mujer lo hizo y la lectura del huevo arrojó que Ernesto había tenido un susto fuerte... luego de la limpia con huevo la fiebre empezó a bajar y Ernesto no volvió a visitar la casa de su tía, por miedo a que el duende volviera a aparecérselo.  

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