¿Has oído que luego de morir la gente permanece algunos días recorriendo sus pasos? Y son esos días en los que su alma aún sigue entre nosotros cuando aprovechan para despedirse. Es por eso que hoy te cuento la historia de Isa y de cómo su padre se despidió de ella luego de fallecer.
La despedida del anciano
Luego de una agonía de una semana, en casa, el padre de Isa falleció. El hombre era ya mayor y había padecido una enfermedad pulmonar por años, ahora estaba descansando tranquilo, de hecho, antes de morir, no paró de hacer bromas y recordar a sus padres muertos como si ellos hubieran venido a buscarlo desde el otro mundo, para aligerar su viaje. El viejo no le tenía miedo a morir y se fue con una sonrisa en la cara, mientras dormía.
Había pasado una semana desde el entierro de Sergio. E Isa, que estaba en casa aquella noche, escucho el golpe de la puerta principal abriéndose con fuerza. Esa puerta siempre estaba cerrada con cerrojos y era imposible que alguien hubiera podido abrirla desde afuera. Asustada, Isa salió a ver qué era lo que pasaba y la cerró, y verificó que no hubiera nadie caminando por la casa. La mujer siguió inspeccionando porque oyó ruido en la cocina (nadie habría podido llegar allí sin pasar delante de ella) y escuchó la radio, tocando la canción "Norma mía", la canción que su padre había estado cantando todos los días antes de fallecer. La radio, desde la cual sonaba la música, también era propiedad de él. Isa se sorprendió y se asustó y fue a desconectar la radio, pero esta no estaba enchufada y no era tampoco de las que llevaban pilas. Isa se quedó sentada frente a la radio, entre asustada y expectante para ver qué más pasaba, pero ni bien terminó de sonar la canción que su papá tanto había cantado, la radio se apagó y no volvió a encenderse sola. Era, se dijo, quizá, la forma como su padre se estaba despidiendo, oyendo su tema favorito, en la radio vieja, por última vez.
my buenas sus cuentos es maravilloso
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