Historias de Fantasmas - El fantasma de la abuela

Hay personas que fueron muy malas en vida y que nos pudieron asustar mucho tan solo con verlas. ¿Conoces alguien así? ¡Cuidado! Te puede pasar lo que le ocurrió a Marco, hoy te cuento su historia.

El fantasma de la abuela

Las abuelas suelen ser personas adorables que engríen mucho a los nietos. ¡Seguro tu abuela es así!, pero la abuela de Marco no lo era. Siempre andaba molesta, hablando fuerte, gritando, peleando por todo. Tanto era su mal humor que parecía poseída y obviamente, Marco al ser pequeño le cogió miedo a su actitud. 

La conducta de la vieja no cambió con los años, al contrario, parecía irse agravando y por más que fuera su sangre, Marco siempre evitó ir a visitarla en las fiestas familiares, pese a ser su único nieto. Así pasaron los años y cuando Marco ya tenía veinte, la abuela murió y todos tuvieron que ir a la casa de ella al velorio. El ambiente era pesado en esa casa vieja de hacienda, los espejos estaban cubiertos y la familia de ella había venido de diferentes partes del país a despedirse. 

Nadie dijo nada bueno ni malo de la abuela... y eso que todos los muertos son buenos... era obvio que no era un velorio normal. Es más nadie quiso acercarse al ataúd para decir el último adiós. ¡Era suficiente con esta ahí!, se decían. La casa se fue quedando sola a medida que llegaba la noche y como Marco vio a sus padre agotados por el viaje y todos los preparativos, les dijo que se quedaría con el ataúd aquella noche por si caía otro visitante en la madrugada. Agotados los padres aceptaron y Marco se quedó solo en el velatorio. 

El nieto nunca le había temido a los fantasmas o aparecidos, después de todo, "más daño hacen los vivos", se decía, pero esa noche cambiaría de opinión. A medida que pasaban las horas de la madrugada y nadie llegaba, Marco se fue quedando dormido en la silla, acompañado únicamente del ataúd que contenía a su abuela. Así entro en un profundo sueño hasta que un ruido le hizo abrir los ojos, y vio delante del féretro a una persona arrodillada frente a la caja fúnebre. Dio un salto, pero pensó que alguna vieja amiga de la abuela había llegado tarde a verla, posiblemente de su ciudad natal. Respiró profundo, se puso en pie y decidió acercarse... mientras iba caminando hacia la mujer los cirios que alumbraban el velatorio se fueron apagando a su paso al tiempo que sentía una corriente de aire. No le tomó importancia y decidió alumbrar a la anciana con su celular para que no se asustara... pero cuando ya estaba detrás de ella, sintió la mano fría de la vieja cogiendo su muñeca y cuando alumbró su rostro volteado, se dio con la sorpresa que tenía la cara de su abuela muerta. 

El nieto gritó fuerte mientras dejaba caer el celular al piso, en ese momento se oyeron pasos corriendo por las escaleras y las luces se encendieron. Los padres de Marco lo habían oído y  habían bajado corriendo a verlo. Ahí lo encontraron arrodillado al lado del ataúd de su abuela muerta, sin ningún alma más en la habitación. 

Los padres trataron de convencerlo de que se trataba de un sueño... que seguro se había quedado dormido y había caminado sonámbulo hasta ese lugar... pero Marco se resistía a creerlo. Es más, decía, todavía podía sentir la mano fría de la abuela sujetando su muñeca. Trató de olvidar la situación, pero las cosas no cambiaron... durante todo el mes que siguió, luego de la muerte de la anciana, despertaba todas las mañanas gritando porque seguía viendo el rostro muerto de la vieja frente a él con su mano gélida sujetándolo con fuerza, quizá hasta el momento en que la mujer terminara de recorrer sus pasos por esta tierra. 


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