Historias de Brujería - El entierro en el vivero

¿Has oído de alguien de quien dicen "han hecho brujería"? Personas que estaban muy sanas y de repente empezaron a enfermar y enfermar hasta llegar a la muerte. A mí me contaron una historia así hace tiempo, de hecho muchas, y aquí te cuento la de Federico. 

historias de brujería

El entierro - historia de brujería

Federico siempre fue un hombre trabajador. No había tenido la oportunidad de estudiar cuando niño, por falta de recursos, pero eso no dejó que se durmiera en sus laureles y siempre buscó aprender de los oficios de otros para generar sus propios ingresos. Con los años, se casó y tuvo dos hijos, era un hombre saludable, bueno con su familia y sin ningún vicio. Se había dedicado a la construcción por muchos años, pero cierto día vio la oportunidad de dedicarse a otra área que también le interesaba: el cultivo de plantas, y ganar dinero con ello y así empezó a trabajar en un vivero. 

Cada día iba al trabajo muy temprano cargado de energía, y aunque era un hombre de más de cuarenta, parecía tener más ánimo que los muchachos que trabajaban junto a él. Su tiempo construyendo casas le había permitido agarrar buen físico y no tenía problemas en levantar los pesados costales de fertilizante ni las pesadas macetas. En fin, Federico nunca se metía con nadie y era la persona más buena que pudieras conocer. 

Un día, mientras desempeñaba sus funciones cotidianas, Federico se encontró con una bolsa enterrada, cuando preparaba un árbol para su traslado. No le prestó atención, porque le pareció raro, pero la tocó por accidente y un extraño líquido salió de ella y entró en contacto con sus manos. El trabajo de quien labora en un vivero es así, las manos siempre se ensucian así que no le dio importancia y no se las lavó hasta que llegó su hora de almuerzo. De hecho, se olvidó de revisar la bolsa y botarla y ahí se quedó hasta que alguien más la encontró y con más tacto que Federico decidió cubrirse las manos con otra bolsa más para arrojarla, aunque el olor horrible que salía de ella ya le hacía saber que no era nada bueno lo que contenía... Javier, en efecto sí tenía idea de lo que se trataba, pero no dijo nada para no asustar a nadie y pensando que nadie "en su sano juicio" como decía habría tocado esa cosa. 

Desde ese mismo día, Federico empezó a cambiar, pero no de actitud, sino de semblante. Al día siguiente no era el hombre vigoroso de siempre, de hecho lucía un aspecto cansado y distante, como si la energía se le hubiera escapado de las manos. Ni la fuerza le acompañaba para cargar los sacos y hablaba menos. Así fueron pasando los días y más días hasta que decidió ir al médico, pero nadie podía dar razón del mal que lo aquejaba por más exámenes que se hiciera. 

La extraña enfermedad que padecía el hombre fue consumiéndolo de a poco y extrañas pesadillas empezaron a atormentarlo. Y un día, simplemente dejó de ir y a todos los del vivero les contaron que Federico había muerto. Los demás peones fueron a dar las condolencias a la familia y Javier fue con ellos... los comentarios de todos los presentes seguían el mismo hilo: "Cómo ha podido morir de nada" "Si tan joven era y sano" "La esposa dice que le hicieron brujería, pero quién sabe quién si él no se metía con nadie". 

En medio del velorio, Javier, pensando en la bolsa negra que él había encontrado, decidió acercarse a la mujer de Federico para saber si acaso por ahí venía el mal que le aquejó al hombre hasta llevarlo a la muerte. Aquel se las ingenió para que María le contara que Federico empezó a sentirse mal de la nada el día tal... y que desde entonces solo tenía sueños malos sobre seres que lo perseguían y acosaban mientras dormía... a veces dijo, hasta podía ver una extraña presencia siguiéndole. La mujer había ido con un curandero que le había dicho que el hombre estaba embrujado, pero que él no podía ayudarlo. Javier tragó saliva y sacando cuenta con las fechas se enteró que el mismo día que empezó a enfermar Federico era el que él había encontrado la bolsa negra en el vivero. 

La mujer de Federico solo quería saber cómo había adquirido su esposo ese mal si él era un buen hombre, y Javier le contó lo que él creía que había pasado. "Aquel día a un peón se le encargó entregar un árbol a una familia, supongo que fue Federico el que excavó en esa zona y ahí había un entierro, señora. Yo lo vi después porque apestaba a sangre y cosas podridas y vi que tenía un agujero por donde se escapaba algo, así que me puse una bolsa en la mano, me santigüe y lo boté, en otra bolsa para que nadie más lo tocara directo, porque usted sabe si alguien lo toca pues como eso es entierro se pega... yo creo que Federico tocó lo que había dentro sin querer y pues así cogió la brujería. A veces hay que hace cosas malas y las entierra y pues si alguno lo encuentra y no sabe que es... pues le toca recibir el daño... Si hubiera sabido... el tío estaría vivo, si era bueno con todos... mala suerte tuvo el pobre, pero ahora sabe usted donde cogió la enfermedad..."



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