Juan es electricista y por eso siempre está yendo a casas a hacer nuevas instalaciones, reparar las antiguas o en fin, todo lo que tenga que ver con instalaciones eléctricas domésticas. Así que un día a Juan le pidieron cambiar todo el cableado de una casa vieja y fue con su amigo Jorge para que lo ayudara.
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| Fuente: Pixabay |
La casa estaba en Lince y empezaron su trabajo temprano, como era costumbre. Al inicio todo estaba tranquilo, pero a medida que iba cayendo la tarde una energía pesada empezó a sentirse en la casa. Juan dejó a Jorge solo en una habitación, instalando el cableado de la luz mientras iba por una piezas que había olvidado en el carro y esto fue lo que le pasó a Jorge.
El hombre estaba trepado en la escalera cuando sintió que unas manos le cogían de las nalgas con fuerza. Jorge pensó que era una broma pesada de Juan y le dijo que dejara de molestarlo, pero en eso oyó la puerta y vio a Juan entrando en la habitación. El hombre bajó corriendo de las escaleras y se subió en el carro, Juan se quedó solo y siguió la instalación sin entender la reacción de Jorge y sin que pasara nada raro después.
A la noche llegaron los dueños de la casa y Jorge recién se animó a volver a entrar. Mientras Juan cobraba lo del día, el otro se animó a preguntar a la dueña por cosas raras en la casa, a lo que ella contestó: - Qué, ya te ha tocado las nalgas el fantasma del abuelo. Y es que al parecer era una broma pesada que el anciano de la casa solía hacer a las visitas y el pobre Jorge no se había salvado de las travesuras de su fantasma. Como sea, no volvió a acompañar a Juan a la casa a quien, curiosamente, nunca le llegó a pasar nada mientras trabajaba.
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