La mudanza
Desde que tenía memoria habíamos vivido en casa de mis abuelos, pero entonces... papá decidió que era momento de mudarnos. Siempre había dicho que tenía un terreno cerca que le había heredado una tía y como ahora tenía su propia empresa, decidió pedir un préstamo y levantar su casa. A mamá y a mí nos emocionaba mucho, así que demolieron todo y empezaron a construir...
Nos mudamos a la nueva casa en el 2001. En aquel entonces las extrañas apariciones habían disminuido, además mis padres se habían desecho de ese viejo ropero del que, cuando era niña, solía ver salir a los fantasmas.
En 1999 nos mudamos a la nueva casa mamá, papá, yo y mi perro pequinés. Mi hermano había decidido quedarse en casa de mis abuelos, ya que tenía ahí su propia habitación y en la nueva casa aún no estaban habilitado todos los cuartos. Mamá y papá me dieron a mí la única habitación habilitada y ellos se acomodaron en un espacio separado de la sala comedor.
Pinté el cuarto de verde nilo... no era el color que yo quería, pero papá se había equivocado de pintura y me había traído ese tono. Recuerdo que luego de echar el imprimante noté que en un espacio de una de las paredes se seguían dibujando unas cuatro formas... que parecían unos símbolos raros... pensé que con la pintura verde se quitaría, pero la marca seguía apareciendo sutilmente desde cierta perspectiva... no le quise dar importancia... pero una de las figuras me inquietaba, parecía el de un cráneo... recuerdo que detestaba mirar esa parte de la pared porque siempre me dio mala espina.... y siempre buscaba que mi cabecera no le diera frente.
Dormir en mi nuevo cuarto no fue fácil... desde que pasé mis cosas a la nueva casa volví a sentirme vigilada... sentía que algo me miraba todo el tiempo... pero eso no era posible... la casa había sido totalmente remodelada... entonces fue cuando empezaron a darme las parálisis de sueño con más fuerza y me empecé a sentir triste y deprimida. Pudo haber sido la pubertad... pero todas las noches tenía pesadillas que no me dejaban dormir tranquila y empecé a soñar con el hombre... con más frecuencia. El hombre... era una figura a la que nunca le veía la cara... alto, delgado... cabeza delgada y larga... y siempre estaba buscándome... sea cual sea el escenario de mis sueños... siempre quería atraparme y yo corría, me escondía... oraba... y despertaba en mi cama... sin poder moverme... era una parálisis de sueño... y cuando despertaba así... veía sombras, sentía que me ahogaban y escuchaba murmullos que sabía que no estaban allí... cuando lograba moverme y despertar... era como si hubiera forcejeado mucho y me sentía muy cansada... y entonces miraba a la misma pared y podía ver más clara la inscripción en el muro... aunque a la mañana siguiente... seguía como si nada... invisible a cualquier mirada.
Pasé los siguientes 13 años de mi vida en esa habitación... y tuve muchas experiencia raras en ella y sueños raros también, todos relacionados con el hombre sin cara que me perseguía o la mujer de blnco de la vieja casa. Pero esas son otras historias.
¿Y tú qué piensas de la historia de Mery? ¿Crees que la mudanza a la casa nueva hizo que un nuevo ente apareciera o eran meras sugestiones de pubertad? Mery dice que siguió teniendo experiencias con esos dos seres el resto de su vida... y aún ahora... siguen apareciendo eventualmente para molestarla.
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