Ya te he contado en otra nota sobre las calaveras de la casa, ellas se llaman Ramón y Modesto y hoy te dejo otra historia que me pasó con ellos y con algo que mi prima no debió hacer cuando nos quedamos solas en casa.
Ella echó agua bendita para que no nos asustaran
En aquella época vivía en casa de mis abuelos y Ramón y Modesto (las calaveras) y yo ya habíamos llegado a un trato (esta es otra historia) para que no me molestaran. Pero un día, mi abuelo, mi tía y la mayoría de sus hijos salieron de casa y me quedé sola en ella con una de mis primas. Estuve trabajando todo el día y no me di cuenta a qué hora lo hizo, pero cuando llegué ya había rociado toda la casa con agua bendita (¡y la casa es grande!). Subí a mi habitación en el segundo piso y me encerré a seguir trabajando mientras ella dormía en el primer nivel. Al comienzo todo tranquilo... pero a medida que la noche se hizo más oscura, empezó todo.
Como dije, solo ella y yo estábamos en casa y Ramón y Modesto ya no me molestaban dentro de mi habitación (el trato del que les hablé antes). Pero eso no significaba que no molestaran afuera, en especial cuando ella hizo algo que yo dije que no iba a hacer si me dejaban en paz (echar el agua bendita). Ni dio la medianoche y Ramón empezó a silbar... era como si el silbido se trasladara desde la ventana de mi cuarto (en el segundo piso), lo rodeara, siguiera por la puerta y bajara por las escaleras.... iba y venía... bueno fuera que eso fuese todo... tú podías ver cómo trataban de entrar moviendo la manija de la puerta... como cuando hay un temblor y se mueve todo... y luego vinieron los pasos... esto sí fue raro porque nosotros damos por sentado que Ramón y Modesto son entes viejos, prehispánicos, pero se oía como suelas de zapatos viejos caminando por el pasillo. Y para rematar siguieron los golpecitos con nudillos en la ventana...
Fue una noche cargada y de insomnio porque a penas empezaba a quedarme dormida volvían con su rutina de ruidos y hacer sonar como si se cayeran cosas (nada estaba en el suelo al otro día). Al amanecer, cuando los ruidos cesaron... mi prima ni yo habíamos salido de la habitación en toda la noche.... pero ambas habíamos oído todo el escándalo. Ahí fue que le pregunté si había hecho algo el día anterior para molestarlos tanto y me confesó que se había puesto a echar agua bendita por toda la casa para que "ellos" no molestaran... obviamente no volvió a hacerlo y al otro día Ramón y Modesto nos dejaron dormir tranquilas.
¿Por qué el agua bendita les molestó?
Ellos no quieren irse, son parte de la casa, fue su casa antes que nuestra y si ellos no nos molestan nosotros tampoco a ellos. Echarles agua bendita no es que los expulse como demonios, es una invitación a que se vayan y no puedes botarlos de su propia casa tan desconsideradamente.
Te seguiré contando más anécdotas con estos dos cráneos que cuidan la casa. ¿También encontraste entierros antiguos en tu hogar?
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